domingo, 24 de agosto de 2008

Los nuevos peques de la Yedra. Gabriel, Jose Miguel y Gualberto.





Os presento a los nuevos niños de la Yedra:
Gualberto y Jose Miguel el año pasado estaban en el Tata, ahora como ya son grandes pasaron a la Yedra.
Gabriel sin embargo es un niño del campo, llegó al Hogar hablando quechua y sin poder intercambiar palabra con nadie. Las hermanas nos contaron que al principio fue difícil que conectara con los chicos ya que al haberse criado en un ambiente tan diferente no estaba acostumbrado a compartir con los demás niños, pero poco a poco se ha convertido en el rey de la Yedra.
Nosotros hemos pasado momentos muy buenos con él. Hay una de las fotos, la que se le ve apunto de saltar de un muro altísimo con Vicente al lado; en la que se empeñó en saltar de ahí, no le tiene miedo a nada, y jamás le hemos visto llorar, es duro como una piedra.
Cuando llega la hora de comer es su momento mas importante del día, no quiere que nadie le hable y se concentra plenamente en su plato de comida, ¡ y que alguien se atreva a tocarlo!.
Gualberto es el más cariñoso de todos, siempre está cerca de ti y está deseando que le cojas, le des besitos y que no le pierdas de vista. Conmigo siempre iba a cazar chanchitos, le encanta, es su pasión jaja. Siempre que llegaba al hogar iba corriendo a mi a contarme los chanchitos que había "cazado" el día anterior.
Jose Miguel es un niño muy intranquilo, es un no parar, desde que se levanta por la mañana hasta que se acuesta no para de saltar, correr, gritar... le cuesta mucho concentrarse a la hora de trabajar porque enseguida necesita un cambio de actividad. Además hemos descubierto que es un perfecto bailarín ,le encanta y se mueve con un ritmo espectacular.
Cuando llegamos nos dimos cuenta que le tenía mucho miedo al agua, no podía ni acercarse; pero en una de las excursiones que hicimos, a la Palma, Carlos consiguió que se metiera en el agua y a partir de ese día pareció perderle el miedo.
La verdad que son los 3 increíbles, terminamos todos enamorados y Gualberto, cuando llegó la hora de irnos en el aeropuerto no dudó ni un momento en cogernos de la mano y meterse con nosotros en aduana.

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