Bueno, primero decir que siento la tardanza, pero al fin me he decidido a escribir mi experiencia, aunque me da un poco de vergueza la verdad...
Pues de la Yedra, más que palabras lo que me viene a la mente son imágenes, primero de nuestros 21 niños, que año tras año nos reciben en el aeroperto con una gran sonrisa y nos acogen en su hogar pese a nuestra fugaz visita, pero también me vienen imágenes de esa cultura que les ha criado, una cultura muy diferente a la nuestra, donde la pobreza domina a gran parte de la población, pero que aún así, posee una serie de valores que en ocasiones echamos de menos en nuestras vidas, y que hacen que sea sin duda un lugar con una gran riqueza. Nunca les falta una palabra agradable, saben disfrutar de aquello que tiene, pero sobre todo saben apreciar un mínimo gesto de cariño, como una sonrisa o un abrazo, como si fuera el mejor de los regalos.
Aunque lo típico sea decir que nosotros fuimos a dar, y volvimos habiendo recibido, lo cierto es que no es posible decir otra cosa, por eso estamos durante todo el año planeando un único mes, el mes en que lo dejamos todo aquí para dedicarnos por completo a unos enanos que se han quedado con nuestros corazones. Pensamos en ellos cada día, vemos sus caras empapelando nuestras paredes, escuchamos sus voces con unos segundos de retardo,...
La Yedra en todo su conjunto, así como cualquier rincón en particular del hogar, es un sitio especial, pero sobre todo lo son los niños, cada uno con su historia, su caracter, su mirada; niños con nombre propio que de una manera u otra nos han dejado huella.
2 comentarios:
¡Por fín te has decidido a escribir! ¡cuanto me alegro! jaja
Qué feliz se te ve en la foto con Willy, si esq... estáis hechos el uno para el otro =P.
Dentro de muy poquito volveremos a sonreir todos juntos, ¡Ya va quedando menos!
Solo hay que ver la cara de Cris en la foto para saber que la Yedra engancha,jeje!
Muy bonita la experiencia, creo que refleja el sentimiento de todos los voluntarios.
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