domingo, 25 de enero de 2009

Los lustradores de la plaza 25 de Mayo



Fue en verano de 2007 cuando conocimos a este grupo de chicos de entre 4 y 14 años, cuya forma de pagarse sus estudios no es otra que la de lustrar los zapatos de cualquiera que deje algunas monedas. Estos niños quieren dignidad y por ello están sindicalizados y organizados para mejorar su situación. En aquel verano conocer a su presidente Hugo, de 12 años, y al resto de los 40 compañeros fue para mí conocer una verdad sobrecogedora. Niños sin recursos que quieren una oportunidad, y esa oportunidad es seguir sus estudios. Todos ellos tenían bien claro que sólo por medio de educación y formación podían mejorar su situación.

A muchos de estos niños les pregunté por sus familias y su contestación fue muy diversa. Algunos son hijos de campesinos que viven muy lejos y que acuden a la ciudad algunos días al año para vender su cosecha. Ellos deben elegir entre el analfabetismo o acudir a pequeñas escuelas rurales o malvivir en la capital. Hugo eligió costearse la vida en la capital y alquilar una habitación a una tía. Otros de sus compañeros son hijos de gente que necesita que sus hijos trabajen para poder comer.

Este verano nuestra labor con ellos fue dotarles de material escolar, un par de zapatillas, un par de chanclas (de caucho que son las que usan para trabajar) y material de higiene. El material de higiene nos lo pidieron para dignificarse, Hugo pensó que si los limpiadores cuidaban su aspecto podían sentirse más integrados y ganar la consideración de la gente. Al ir limpios y cuidados en su aspecto no parecerían niños de la calle o ladronzuelos. A nosotros esa idea nos pareció más que coherente y así incluimos el material de higiene en nuestra donación.


Vicente Llorens Conde